viernes, 9 de septiembre de 2011

Amadeo Modigliani


(Livorno, 1884 - París, 1920) Pintor italiano cuya vida artística transcurrió en París, en circunstancias extremas en ocasiones, que hicieron de él una leyenda de la bohemia del París de principios de siglo. Su madre, Eugenia Garsin, fue una mujer culta y sensible que alentó al joven Modigliani a seguir su carrera de pintor. Comenzó a estudiar pintura con el pintor livornés Gugliemo Micheli. Hacia 1899 abandona los estudios para dedicarse exclusivamente a la pintura. En 1900 cayó enfermo, probablemente a causa de una lesión pulmonar producida por el tifus que había padecido dos años antes. En 1902, ya recuperado, viaja a Nápoles, Capri y Amalfi; después a Roma, Florencia y Venecia. En 1902 se inscribe en la Escuela Libre de Florencia, dirigida por Fattori. En 1903 se traslada a Venecia, donde conoce a Boccioni y Soffici.
En 1906 decide trasladarse a París, donde frecuenta la Academia Colarossi; traba amistad con Utrillo y Severini; vive en los famosos estudios del Bateau-Lavoir en Montmartre; en estos primeros momentos su obra se deja influir por Picasso, Gauguin y Toulouse-Lautrec. Al año siguiente conoce al doctor Paul Alexandre, que se convertirá en su protector, y lo convence para que se inscriba en el Salón de los Independientes.
En verano y primavera de 1909 trabaja enfermizamente en varias esculturas; el exceso de trabajo, el alcohol y la escasa alimentación minan seriamente su salud y vuelve a Livorno. En El mendigo de Livorno expresa su simpatía por los oprimidos y marginados (aunque Modigliani provenía de una familia acomodada, en París vivió como un marginado); la obra es una interpretación de un cuadro antiguo que había en su casa familiar.
Pocos meses después vuelve a París y alquila un estudio al lado de Brancusi, con quien entabla amistad. En 1910 expone con éxito seis obras en el Salón de los Independientes, entre ellas El violonchelista, donde se advierte claramente la influencia de Cézanne. Se interesa vivamente por la escultura sin abandonar la pintura; el poeta Guillaume Apollinaire le vende algunos cuadros.

Los temas de la obra de Modigliani fueron el retrato y los desnudos. Desde 1915 hasta 1920, año de su muerte, realizó su obra más significativa, constituida mayoritariamente por retratos y desnudos femeninos. Los retratos son a menudo de amigos y personajes conocidos como Max Jacobs (1916) o Jacques Lipchitz y su mujer (1917), pero frecuentemente representan a personajes anónimos como La criadita (1916). Sus múltiples desnudos femeninos,como Desnudo rojo con los brazos abiertos (1917, Kunsthaus, Zurich) rebosan una sensualidad lánguida y complacida; la línea que perfila los cuerpos es sutil, melodiosa y elegante; los ojos almendrados de los rostros dotan a las figuras de una mórbida melancolía que recuerda a Botticelli.


En ocasiones se le cita como un expresionista, pero es difícil dar ese calificativo a la finesse típica de Modigliani. El artista que más veneraba fue Cézanne, aunque nunca se interesó por representar la naturaleza; sólo pintó tres paisajes y no se conoce ninguna naturaleza muerta suya. La influencia de la vanguardia no sería determinante para la creación de su característico estilo. El canon alargado de sus figuras evidencia el gusto por el manierismo y enlaza sus personajes femeninos con las imágenes de los cuadros de Parmigianino. La estilizada geometrización de las formas denota el impacto que sobre él ejerció el descubrimiento del arte africano, que realizó gracias a su amigo Brancusi. 
La influencia del arte primitivo se manifiesta especialmente en sus esculturas. Los numerosos esbozos y dibujos preparatorios de las Cariátides se concretaron en una única escultura que realizó entre 1913 y 1914 y que se conserva en el Museo de Arte Moderno de Nueva York. Su práctica escultórica fue determinante para la configuración de su pintura. Entendía que el único modo de hacer escultura era tallando directamente la piedra y en muchas ocasiones se sintió más escultor que pintor. Las estatuas que han sobrevivido (unas veinticinco) no se ajustan a ninguna de las dos tendencias predominantes en la época (cubismo y futurismo); en ellas se encuentra un alto grado de sentido plástico, una solidez en las formas y una tendencia hacia el ritmo y la esquematización que también son características de su pintura.
     

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